PALABRAS DE INAUGURACIÓN EXPOSICIÓN PERSONAL DE ELENA RÓ
La ocasión que hoy nos reúne ha sido convocada con la intención de hacernos disfrutar de un concierto de signos. Peculiar propuesta que de primera instancia, nos seduce e intriga y que, con toda seguridad, también nos hará partícipes de un disfrute inolvidable. La responsable de esta invitación peculiar es la artista plástica Elena Ró, uno de esos seres que se nos cuelan en el alma tan sólo con un primer intercambio de palabras, en cualquier lugar, en cualquier tiempo, que se nos antojan entrañables de inmediato, que nos transmiten calidez y sinceridad.
Elena Ró se dejó atrapar por el enigma de los signos en otra de sus etapas creativas. Si algo ha caracterizado su trayectoria como artista, ha sido sin dudas, la constante experimentación formal, la insaciable búsqueda estética y personal, un ritmo de trabajo intenso que la ha ido llevando a una superación profesional reconocible. Sus trabajos pictóricos, sus instalaciones, han transitado por universos colorísticos o austeros, plenos de manchas o collages, y lo que ahora nos asalta en medio de ese caudal creativo, son espirales en tanto propuestas sígnicas, en correspondencia con el activo ritmo de esa inquieta creadora.
El universo simbólico en la representación plástica ha estado presente en la creación humana desde tiempos prehistóricos. La capacidad de abstracción del pensamiento siempre ha revelado un proceso de síntesis y sublimación de conceptos que traducen significados trascendentes para el desarrollo de la humanidad. En ocasiones, los contenidos detrás de estos signos resultan comprensibles; en otros, desconocemos los verdaderos significados que el hombre en cada etapa intentó transmitir, sobre todo, de tiempos remotos, por ejemplo, en aquellas espirales que se repetían una y otra vez en las piezas del arte cicládico que tanto llamaron la atención de los artistas de la vanguardia del siglo XX.
Elena Ró reconoce la complejidad y dificultad de acceder a la comprensión de los signos, y justamente aquí radica el reto al que se enfrentó con ansias y sorpresas; emprendió una etapa de estudio intenso y sistemático, buscó en diversas fuentes las referencias simbólicas de esas espirales y signos geométricos que se han utilizado con diversos fines en etapas paradigmáticas del desarrollo de la humanidad. Y en medio de todo ese frenético impulso por decodificar y comprender esas enigmáticas elaboraciones visuales, Elena fue definiendo también un discurso propio, donde sus experiencias anteriores como pintora se entrelazan en este ciclo creador del que hoy nos presenta sus loables resultados.
Dueña de una capacidad de trabajo admirable, pintora nata y mujer de espíritu indomable, Elena Ró nos complace, una vez más, con una muestra de disfrute inolvidable, por su calidad y por todo lo que sugieren estos signos, estas manchas, ese renacimiento constante de la acción creadora. Nos queda agradecer profundamente esta oportunidad de ser convocados al concierto especial de Elena Ró y felicitarla por ofrecernos su alma y sus inquietudes en cada lienzo, acompañadas por esa música que cual lenguaje metafórico de las obras, evidencia la comunidad de espíritus que laten en la tradición familiar de esta querida amiga y gran artista, en estas señales plenas de reflexión y de buenos deseos para todos.
Irene Carol
Vicepresidente de Editorial Televisa
México, D.F., Diciembre, 2004
La pintura como portadora de la energía creadora, de las emociones y sentimientos múltiples que habitan en el ser humano -desde aquellos más tiernos y líricos, hasta los más violentos e irracionales- consigue trascender, por su esencia misma, el ámbito específico de la esfera artística. El arte verdadero alcanza a pulsar las sensibilidades más diversas, aún sin un entrenamiento erudito, porque es el resultado de experiencias que en todos habitan, y que de alguna manera, todos sentimos en mayor o menor medida.
El universo plástico que acude al espectador, a partir de la singular obra de Elena Ro, evidencia la constante búsqueda que la artista ha emprendido como creadora y como ser humano. Mujer que emana energía en su verbo, en su actuar, en su manera de enfrentarse al vertiginoso mundo de hoy, Elena ha conseguido mantener una carrera como pintora que se distingue por su versatilidad y dinamismo. Cada etapa es un nuevo reto, cada momento de su vida y de su obra renuncian al estatismo y luchan por irradiar un impulso vital de renovación continua, como si el tiempo se deslizara y ella corriera con él, legándonos su incansable quehacer.
La pintura de Elena Ro se inserta en la línea de la abstracción de naturaleza expresionista, sus protagonistas son el color y la materia. La obra que en esta ocasión nos presenta se vale de una composición dinámica donde las manchas en espiral vibran a manera de danza inacabable. La calidez de los tonos unido al simbolismo del color rojo combinado con los amarillos y naranjas, se conjugan en la plenitud de la energía vital como significado subyacente de esta propuesta plástica.
Los valores expresivos de los materiales empleados (arena, grava, resina acrílica) aportan esa sensación textural que conjuntamente con la significación emotiva del color consiguen evocar a pintores de la talla de Vasily V. Kandinsky, Jean Bazaine, José C. Orozco, Alberto Burri y Antonio Tapies. Aunque Elena no recurre al “dripping” como técnica, sin embargo, también se percibe esa importancia del gesto que legara el norteamericano Jackson Pollock en cuanto a actitud de despliegue de energías mediante la pintura sobre el lienzo. Todas estas huellas están presentes en la autora, quien reúne materia y color para ofrecernos una obra de gran fuerza expresiva, y de impacto inmediato por el hábil manejo de los recursos pictóricos, matéricos y compositivos.
La empresa Halliburton de México concibió el proyecto “Desatando la energía vital del individuo para desarrollar la empresa, ellos mismos, la comunidad, el país y el mundo”, al cual integraron la participación del arte a través de la obra de Elena Ro. Sin lugar a dudas, un proyecto que amplía las necesidades específicas de la empresa a la articulación con las artes, en cuanto vía de liberación de potencialidades para impulsar la renovación y el avance de la creación. Acompañan a esta obra de 1 x 1 m ejecutada sobre tela de algodón, un conjunto de 20 grabados donde la espiral de emociones y energías que transmite el macrocosmos visual de Elena Ro, dan fe de esta voluntad cíclica que han tipificado el resurgimiento del ser humano y su capacidad de vencer y salir airoso a través del tiempo. Fuego que es vida, que es fuente de creación y reflejo de pasiones y voluntades del individuo incansable, así concluye Elena Ro este intenso poema visual a la perseverancia y rebeldía que impulsan el desarrollo de la humanidad.
Olga María Rodríguez Bolufé
Mtra. en Estudios de Arte
En Chico Zapote – Arte Transcubano
Ciudad de México, 1 de Julio, 2009
Los artistas que se presentan en la Galería de Arte Chico Zapote de la Ciudad de México, tienen en común más que una integración de estilos o de poéticas -ya que representan distintas estéticas y perspectivas artísticas- el nexo de pertenencia a Cuba como su país de origen y el ejercicio que vehicula su diálogo con nuevos contextos culturales, un proceso de transculturación que de modo inevitable marca su arte. Sacar a la luz el término de “arte transcubano” explica lo ocurrido con su desarrollo artístico en los años de exilio.
El fin del paradigma unitario que marcaba los ejes convergentes del arte cubano de la Isla, experimentó un cambio cuando una notoria migración de artistas abrió la puerta a múltiples micrologías, discursos que aun así insistían en ser contextualizados, abriendo paso a un panorama heterogéneo y disperso, complejizado por la apoteosis del fragmento, la polisemia, la diferencia, el exceso, la hibridez.
Para las personas que tengan conocimiento sobre el arte cubano, será suficiente darles a conocer los nombres de los artistas que participan en esta exposición: José Bedia, Esteban Blanco, Carlos Estévez, Carlos Alberto García de la Nuez, Rubén Torres Llorca, Alonso Mateo, Julio Antonio Pérez, Elena Ro. Lo excepcional de la muestra consiste en confirmar la presencia de una sensibilidad circulante, que supera los condicionamientos locales. La brújula de la identidad no es un deseo o una meta de sus obras, simplemente está, como una situación estratégica, compleja y aleatoria no elegible; no es buena ni mala, tampoco es benéfica o insoportable. La expresión “arte transcubano” sugiere implícitamente una serie de sentidos connotados por su prefijo “trans”, es decir: transformación, dinamismo, atravesar algo en un medio diferente.
Estos artistas, han asistido al intercambio con nuevas experiencias de la praxis cultural y cognitiva, desde la cual polemizan con la mirada de un mundo globalizado y animan la investigación artística y la sensibilidad creativa. El panorama de una cultura contemporánea, implica el fluir de los artistas de esta muestra por otras experiencias culturales y modelos en constante crecimiento:
“Virtualidad, Telepresencia, Diversidad, Red, Instantaneidad, Pensamiento único, Información, Transnacional, Glocal, Cosmopolitismo transétnico, Transcultura, Estrategia, Caos integrado, Sociedad de riesgo, Nueva economía, Ubícuo transfronterizo, Megaciudad, Chat, Conectividad estática, Obscenidad de la intimidad, Individualismo solidario, Cyborg, Bit, Cibersexo, Transexual, Cultura de masas personalizada, Transvanguardia, Pantalla, Hipertexto, Multimedia, Ordenador, Internet, Galaxia Microsoft, Final Fantasy.” (Ver: Rosa María Rodríguez Magda. LA SONRISA DE Saturno. Hacia una teoría Transmoderna, Anthropos Editorial del Hombre, Barcelona, 1989.)
Considero importante brindar este panorama exponencial de los nuevos universos con que de manera directa se relacionan los artistas cubanos del exilio, ya que indudablemente se multiplican con creces los resortes que movilizan el panorama creativo. De esta manera, el tema de la identidad se renueva, las obras se marcan por sus nuevos acentos temáticos y plásticos y hacen sentir la sobriedad del oficio, la tensión temática. Hay personajes, hay objetos, hay atmósferas, hay conceptos para sacar conjeturas, hay vastedad pictórica en el infinito que teje la pintura- pintura. Y todo aparece en un envoltorio perfectamente ajustado, y hasta virtuoso que no olvida su historia.
Madeline Izquierdo González. (Ciudad de la Habana, 1958) Realizó estudios de Licenciatura en Filosofía y Maestría en Arte, ejerce la Crítica de Arte. Profesora de la Universidad Iberoamericana Campus Santa Fe, México DF, dicta cátedras en temas de Estética, Diseño y Semiótica. Dirige un proyecto independiente para el desarrollo de artistas plásticos Círculo TM Arte Estudio.
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA EXPOSICIÓN “DESENCUENTROS” DE LA ARTISTA ELENA RO
Según Mondrián “si no evoca en el espectador la sensación de la luz del sol o de la luna, de la alegría o la tristeza, o cualquiera otra determinada sensación, uno no ha logrado establecer belleza universal, no es uno puramente abstracto”.
Son interminables las discusiones acerca del arte abstracto, para el crítico Jean Bazaine, Kandinsky es mucho menos abstracto que Brueghel o Vermeer. Este último podría representar bien, toda la historia de la pintura, la punta extrema de la abstracción.
La pintura abstracta en México, hablando con propiedad, con Gunter Gerszo, se ahonda y se torna original, con decidida lucidez, antes que en otros pintores que han cultivado tal corriente. En algunos fueron estilizaciones antes que abstracciones, cuanto pintó incitado por el arquitecto Mario Pani, el mural del escenario del teatro al aire libre de la Escuela Normal Superior en 1948, y después nos la dejó en una tela impresionante, esta si completamente abstracta titulada “Paisaje Metafísico”.
A Carlos Mérida se le tiene entre los primeros que se dedicaron a la pintura no objetiva, asi lo demostró desde el año de 1936, muchas de sus obras, construidas con preciosismo, son estilizaciones que por su relación con los ritmos del arte maya, salen de la clasificación de lo abstracto, y ya dentro de los pintores contemporáneos, Manuel Felguérez y Vicente Rojo nos han familiarizado con sus composiciones geométricas por diferentes caminos.
A la vista de las composiciones no figurativas de Elena Ro, a quien recuerdo en sus búsquedas figurativas, cala lo real con la sensibilidad de la pintora, con la vehemencia de estas composiciones que en realidad son teoremas plásticos, va a justando y complicando los “collages” a través de transparencias, de escurrimientos de color, de ¨”frotis” y pinceladas, hasta que logra transmitirnos sus emociones.
Estoy seguro que si hay lugar para la sutileza, para el refinamiento y el primor de la pintura íntima, la que contempla sin urgencia se requiere por el drama que nos platea nuestra época y porque la pintura es también el universo de la expresividad de las formas soberanamente autónomas “cuanto más terrible es este mundo como en nuestros días, mas abstracto deviene el arte” escribió Paul Klee ¿quién puede fijar las fronteras entre el mundo exterior y el mundo interior?
Luis Ortiz Macedo
Doctor en Arquitectura